En economía, como en cualquier otro campo social, es esencial:

– Establecer objetivos realistas y próximos en el tiempo. Su consecución dependerá de la capacidad de voluntad y sacrificio.

– En economía, y en democracia, los objetivos tienen que ser ambiciosos, pero también alcanzables, con la finalidad de evitar la desesperación social.

– En democracia, el sacrificio se debe racionar en el tiempo. Un sacrificio sostenido indefinidamente debilita y enferma la voluntad de su sociedad.

– En política, los objetivos han de concretarse y cuantificarse, como garantía de la rendición de cuentas.

– En sociedad, los individuos deben tener aspiraciones. Una sociedad sin aspiraciones inmediatas está muerta, es un cadáver.

– En democracia, los individuos han de estar comprometidos, además, con una serie de objetivos «comunes» . Donde no hay comunidad no hay desarrollo individual.

– En política, el establecimiento de los objetivos corresponde a la comunidad, nunca a individuos o grupos de individuos concretos.

– En economía, los sacrificios se deben vincular a recompensas claras y concretas. A mayor sacrificio, mayor recompensa.

¿Utopía o realidad?