Pero las olvidamos.

Paro estructural, deuda pública, emigración, déficit público, pensiones, I+D, contaminación, reducción salarial, inestabilidad de precios, crédito bloqueado, desempleo juvenil, temporalidad laboral, horas extraordinarias, abusos bancarios o dependencia exterior.

En 2015 se tituló: “Quince evidencias económicas que no se deben olvidar”.

En 2021: “Quince evidencias económicas que no se debían olvidar”.

Por esto:

1- El paro estructural comienza a repuntar; supera ya los 1,5 millones de desempleados.

2- El sector público ha aumentado su endeudamiento; se acerca ya a los 1,4 billones de euros.

3- La emigración sigue superando un flujo de 300.000 personas/año aproximadamente.

4- El déficit público vuelve a situarse por encima del 10% del PIB.

5- El acceso y las condiciones de las pensiones se endurecen año tras año.

6- La inversión en I+D sigue por debajo del 1,3% del PIB (la media europea supera el 2%).

7- La dependencia energética del petróleo, su consumo y la contaminación, evolucionan sin cambios relevantes.

8- Los salarios no se han elevado, salvo el SMI.

9- Los precios prosiguen por sendas irregulares, sirva como ejemplo la deflación de 2020.

10- El crédito sigue siendo un producto exclusivo del sector privado.

11- El paro juvenil en España continúa doblando la media europea y lidera el ranking de la UE.

12- La temporalidad del mercado laboral, incluso en el sector público, alcanza niveles de precariedad generalizada: una de cada cuatro personas.

13- El famoso registro de jornada no ha reparado la mala praxis de las horas extras no remuneradas.

14- La banca sigue imponiendo condiciones abusivas, con más facilidad si cabe en su nueva condición de oligopolio.

15- Las importaciones superan a las exportaciones, cada año, en un rango de entre 20.000 y 35.000 millones de euros.