Si hace tan sólo un año la película muda, francesa y rodada en blanco y negro, “The Artist”, no hubiese sido galardonada con 5 estatuillas en los premios Óscar, hoy habría resultado bastante complicado imaginar el rodaje y la posterior selección de “Blancanieves” como posible candidata para representar a España en la categoría de mejor película de habla no inglesa en la próxima gala de los Óscar.
De hecho, conforme el propio director de la película -Pablo Berger- ha podido reconocer: “de haber fracasado con anterioridad The Artist, Blancanieves no estaría proyectándose en 74 salas de cine, sino tan sólo en 3”.
Cierto, aunque también podría haber afirmado que ni siquiera en 3, pues de haber fracasado The Artist, muy dudosamente hubiesen participado en la producción Televisión Española (TVE), Televisió de Catalunya (TV3), Canal +, Arte France Cinéma, el Ministerio de Cultura de España -a través del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAAC)-, La banque Postale 4 o incluso el mismísimo Enrique Bunbury.
Pero, aparcando a un lado el posible carácter oportunista de la película, la realidad es que esta versión adaptada del cuento de los hermanos Grimm podría acabar convertida, si finalmente es seleccionada para competir en los Óscar, en un producto más de la “marca España”.
Y teniendo en cuenta el feroz y radical microscopio que la corriente crítica internacional aplica sobre la “marca España” en la actualidad, tal vez no sea esta Blancanieves el mejor de los productos que España debiera mostrar.
Porque la versión ofrecida se sumerge, lenta y densamente, en el mundo del folclore español más relacionado con el toreo, las tonadilleras y cierta decadencia social. Y con un regusto a rancio, tampoco puede atribuirse el mérito de la innovación, pues su construcción se ha realizado exclusivamente a partir de la estela del éxito de The Artist.
La imagen más representativa que se ofrece de España es la de un país pobre, sombrío, anclado en la pobreza material y moral de un pueblo que disfruta con la burla y el ajusticiamiento de toros, con el divertimento basado en el regocijo y la crueldad que proporcionan las embestidas a un enano en la plaza de toros.
Pero también destaca como la metáfora de una sociedad que, como Blancanieves, experimenta un sueño eterno, una inmovilidad inquebrantable, una escasez inexplicable de recursos para progresar.
¿Qué quiere ser España hoy? ¿Qué mirada internacional le conviene más? ¿Con qué criterios toma sus decisiones la Academia de Cine Española para realizar la selección de la candidatura ideal?
Tal vez el criterio utilizado no haya sido el de hacer caja de forma rápida y sin más, sino el de contribuir a perfeccionar el papel de España como bufón internacional.
Recuérdese, si no, el encuentro que el Rey mantuvo con el gobernador estadounidense de Florida en abril de 2012 (“He montado en elefantes pero nunca he disparado contra ellos”) o las palabras que el candidato republicano a la presidencia de EEUU le dedicó a Obama en un debate electoral (“No quiero seguir el camino de España”).
El cine, gracias a dios, no es economía. La industria del cine y todo lo que le rodea sí, pero el séptimo arte ha de volar libre. El cine es arte, una forma de expresión más y, por ello, ha de seguir sus propios pasos y no pretender levantar a un país con falsas apariencias.
Blancanieves es una bonita película, muy fotográfica, con una buena música y un estilo peculiar. Es verdad que la historia se ubica en el pasado y que muestra parte de nuestra historia, quedando para las generaciones futuras. Pero no veo nada de malo en esto, muchas películas se ubican en otras épocas.
Y si hablamos de economía… el turismo es uno de los fuertes de nuestro país, no cabe duda y por qué vienen los guiris a España? Qué les atrae? Creo recordar que la camiseta del toro causa furor, que el flamenco les encanta a los nipones y newyorkinos y los san fermines ni os cuento. Vamos, que fijo que la peli triunfa en los oscars. This is Spain, os guste o no.
A parte estás muy mal informado,pues el proyecto de Blancanieves es anterior al de the artist,lo que pasa que en Francia/EEUU si se ayuda al cine y se pudo rodar y estrenar antes qu eel proyecto de Berguer que estuvo de romería por varias productoras durante 5-6años en busca de financiación,hasta que Ibón Cormenzana un empresario de los que se arriesgan tanto en lo personal como en lo económico lo tiró adelante,una pequeña pyme como arcadia que genera puestos de trabajo y proyectos patrios pero eso en nuestro pais está muyyy mal visto.
Hombre, a mí lo q me parece q está mal visto es q una película, por el hecho de obtener financiación pública y de otros grupos, tenga q rentabilizarse por fuerza mayor. Sinceramente, tampoco me parece bien q se asocie a España con la que imagen q de ella se muestra, ni q sea un producto de entretenimiento mezclado con el sufrimiento animal sin existir unapice de crítica. Lo q tampoco me parece bien es q este sea el mejor producto cinematográfico q se le suponga a España. Una versión de Blancanieves q ni hace reflexionar ni ná. Pura trivialidad.
Estoy de acuerdo con los otros comentaristas.Aquí patinas porque efectivamente el cine no es economía y no tiene como función proyectar ninguna imagen determinada de ningún sitio; por otra parte es una muy buena película y la mejor que podían haber elegido para representarnos. Y también creo que usas otra típica característica española que es la fuerte autocrítica e hipersensibilidad con nosotros mismos, porque no entiendo la relación del tema que tratas con los otros incidentes que citas, como si en el resto del mundo no ocurriesen cosas. En fin, que mejor sigue dedicándote a los análisis económicos y si relacionas otros temas que sea con fundamento.
Si el cine no tiene como función proyectar ninguna imagen determinada de ningún sitio, que se lo hubieran dicho a Buñuel cuando rodó «Los olvidados»