La diferencia entre los conceptos “valor” y “precio” conduce a un viejo debate en economía. A continuación vamos a mostrar el porqué de esta discusión, para tratar de esclarecer los matices que definen a cada uno de ellos, poniendo además sobre la mesa una serie de ejemplos.
Valor
Según una gran parte de los teóricos, el valor de algo es un concepto subjetivo que, de acuerdo a la definición de la Real Academia de la Lengua, está relacionado con el grado de utilidad que tienen las cosas para satisfacer nuestras necesidades o proporcionarnos deleite. Esto quiere decir que un mismo objeto puede ser valorado de manera diferente por distintos tipos de personas o sujetos.
Una videoconsola diseñada y fabricada en los años 90 puede tener un valor muy elevado para los adolescentes de aquella época y sin embargo uno muy reducido o prácticamente nulo para las generaciones anteriores o posteriores.
Valor sentimental
El concepto valor admite en este caso el adjetivo “sentimental”, es decir, un valor que no es de tipo económico, y que pone de relieve el carácter subjetivo al que se ha aludido inicialmente. Pero si mediante está acepción está claro que el término valor nos conduce a un territorio que no es objetivo, veamos algunas otras.
Valor razonable
En el ámbito de la contabilidad y las finanzas nos encontramos con el término “valor razonable”. Esta otra acepción hace referencia al precio por el que se estaría dispuesto a adquirir un determinado bien o activo dadas unas condiciones de mercado normales. En este caso los conceptos valor y precio aparecen claramente ligados, poniéndose de manifiesto la dificultad para encontrar matices de un carácter verdaderamente sustancial entre ambos.
¿Cuánto vale?
Esta pregunta que formulamos con cotidianeidad para conocer el precio de adquisición de cualquier bien, producto o servicio lo pone de manifiesto. El verbo “valer” procede del latín y significa “tener tal o cual valor”. Y si quien asigna, atribuye o pone valor a los objetos es quien le asigna un “precio”, ya sea ex ante o ex post, entonces este es otro ejemplo que nos indica la estrecha relación que existe entre ambos conceptos.
Precio
Como se acaba de indicar, el precio es la tasación, el importe o la cuantía exacta por la cual se realiza la compra-venta de cualquier objeto. Cuando estas transacciones se realizan sin carácter coercitivo, es decir, de manera voluntaria, las partes intervinientes están manifestando de algún modo, en el pleno ejercicio de su libertad, el valor que le atribuyen a la mercancía que se intercambia en el marco de la transacción.
Precios intervenidos
Pero, ¿y si el precio no se concreta en el marco de un acuerdo libre? Nos situamos aquí en un escenario donde ya no convergen necesariamente los conceptos precio y valor. Imaginemos un bien primario y esencial como el agua, que es indispensable para la vida, y cuyo precio está intervenido y regulado por las autoridades públicas. Es evidente que el valor que cualquier ser humano puede atribuir a un recurso natural como el agua no está alineado con su precio, sino muy por encima de este.
Inflación
Y, ¿qué sucede cuando un determinado bien o servicio experimenta un alza de los precios de manera sostenida en el tiempo? Las causas que provocan la inflación son variadas y el incremento del precio de un producto no siempre obedece a un incremento del valor que le atribuyen los interesados en adquirirlo. ¿O sí?
O viceversa, ¿una disminución del precio, responde a una disminución de la valoración? Un tope al precio del petroleo o el gas, responde a una menor concesión de valor a estas fuentes de energía? No lo creo