Todos conocemos ya los efectos que la pandemia, producto del COVID-19, ha tenido en la economía mundial. Políticas gubernamentales como el distanciamiento social y las medidas de cuarentena obligatoria, con el propósito de disminuir los contagios, han ocasionado grandes pérdidas en negocios pequeños, empresas medianas y grandes.
Es cierto que hubo una migración importante hacia el comercio electrónico y un impulso del servicio de delivery, sin embargo, la transformación de un sector que estaba anclado en la relación comercial física, durante décadas, no ocurre de la noche a la mañana.
Muchos negocios han venido adaptándose a la denominada “nueva normalidad”, por lo que la preponderancia está en congeniar con lo nuevo, ya sean herramientas administrativas, contables o de trabajo operativo, que respondan a las necesidades de un mercado con unas reglas categóricas, donde las barreras idiomáticas y las fronteras, empiezan a no ser determinantes.
Incluso las estrategias de publicidad, una necesidad de todo negocio, han de ser reinventadas ante el reto constante de permanecer visible ante los ojos de los compradores.
Impacto del COVID-19 en los negocios
Una de las consecuencias más trascendentales para los negocios durante la pandemia es la disminución de las ventas e ingresos. Aunque muchos gobiernos en el mundo están impulsando la apertura de espacios y la flexibilización de las medidas de restricciones que se llevaron a cabo para controlar el contagio, ya se notan las consecuencias y seguramente a muchos negocios les espera una etapa difícil, a largo plazo.
Durante el periodo más peligroso de la pandemia se restringieron los viajes por mar, cielo y tierra, cientos de fábricas quedaron con personal mínimo o sin mano de obra, por lo tanto, la producción tuvo que detenerse u operar a media producción, lo que significó disminución en la generación de mercancías, además de la interrupción de las cadenas de distribución, afectando a las industrias de tecnología, automotriz, bienes de consumo, entre tantas otras.
El primer negocio al que se le reconoció una respuesta inmediata, en función de adaptarse a las circunstancias, fue la educación. Grandes universidades no detuvieron sus actividades académicas, lo que contribuyó a mantenerlas en pie.
En cambio, uno de los sectores más afectados, y que en la actualidad se encuentra asumiendo compromisos con la salud y acondicionando todo lo que le compete -el turismo-, cayó en el primer y segundo trimestre del año 2020 socavando notablemente los ingresos de los países donde su contribución al PIB nacional es especialmente relevante.
Qué hacer para que el COVID-19 afecte lo menos posible a tu empresa
Plantearse una estrategia o varias para mantener a flote la empresa, a pesar de que el contexto ha incidido en la formación de condiciones no deseadas o impensables desde enero de 2020, es la mejor manera de hacerle frente a la situación.
No optar por un proyecto de cara a resguardar los dividendos económicos propios de la actividad comercial del negocio, es, sin duda, un error monumental. Pero, hemos de saber que el COVID-19 no es el fin del mundo, y siempre se puede ir canalizando el rumbo hacia la consolidación de un negocio próspero.
Te presentamos varios tips sobre qué hacer para para que la situación actual afecte lo menos posible a tu empresa.
- Comienza por lo interno, adaptando las herramientas administrativas y contables a los nuevos tiempos. Sin duda, el movimiento empresarial que se está formando, atendiendo a las reglas propias de la dinámica del universo online, y de las formas y métodos de transacción que se compaginan al ritmo que se exige para resguardar la salud de los empleados y clientes, asegura la incorporación de una norma implícita en la nueva normalidad y es la “rapidez”.
La llamada “nueva normalidad” acortó los tiempos sobre todo en el ámbito comercial y empresarial, es por ello que uno de los cambios que se recomiendan y que está generando buenos resultados en las empresas es el cambio del software de contabilidad a uno más concreto, que genere resultados en menor tiempo, además de la optimización de los procesos.
- Adaptar la estrategia de marketing a la nueva realidad. Sin duda que esta temporada es una prueba de fuego para los negocios, así mismo, constituye una temporada de grandes retos para los especialistas del marketing para empresas.
Los objetivos estratégicos de una empresa giran entorno a la visibilidad e incrementar las ventas. Las redes sociales y las estrategias como el mail marketing son fundamentales para impulsar las ventas a partir de la estética de la imagen, el contenido, los recursos de vídeo y la promoción de estrategias de ventas.
También es muy importante, aunque la empresa tenga un espacio físico, el enfoque publicitario directo hacia el negocio online e indirecto hacia la tienda física, debido a que es el ecommerce lo que está imponiéndose a raíz de la pandemia.
- Constituye y consolida una estrategia de ventas. Para ello, en primer lugar debes revisar los recursos con los que se cuentas. Esto significa optimizar el presupuesto del que se disponga. En segundo lugar, hay que establecer plazos para cumplimiento de tareas, adaptándose a los tiempos que exigen la dinámica comercial en la actualidad. Y en tercer lugar, hay que establecer tácticas comerciales, que atraigan la atención de los potenciales clientes, como: despachos gratis en tiempos cortos, ofertas, regalos personalizados, promociones y concursos.
- Hacer visible la higiene y seguridad para los empleados y clientes. Proveer seguridad a los clientes es fundamental y va ligado a la estrategia de ventas y de marketing.
Mostrar que la empresa es una opción segura con productos envasados o elaborados bajo estrictas normas de higiene y desinfección dará confianza al cliente para tomar en cuenta la empresa y hacer sus compras. Es estratégico comprender que, en la actualidad, ganarse la confianza de la clientela es un aliciente de las ventas, que es el objetivo más importante. ¡Esperamos que este post te haya dado alguna idea para reinventar tu empresa!