Simplemente, el PSOE no vela por los intereses de España. Eso es todo. Fin. El PSOE, sencillamente, no dirige sus miras hacia esa utopía colectiva a la que tanto apela.  Más al contrario, ningunea al electorado y a la población, dedicando el todo de su arsenal de inteligencia a disfrazar las razones de sus oscuros movimientos tácticos, esos mismos que algunos consideran, equivocadamente, erráticos.

Pero el fin de este viaje a ninguna parte culminará en el lugar exacto en el que comenzó; en una vigencia inexorable del duopolio político que disfrutan, en el mercado “España”, las formaciones conservadoras PSOE y PP; en una democracia encarcelada y vigilada por los dos únicos guardianes fieles de un poder que se resiste a fenecer. En el principio estaba el fin.

Y en el desenlace que se acerca, las justificaciones de último minuto irán desfilando, día a día e in-crescendo hasta el momento definitivo y crucial. Y, por supuesto, el sprint argumental de octubre tendrá como último destino camuflar la Gran Abstención, o lo que es lo mismo, tendrá como destino final ocultar hasta el límite infinitesimal del tiempo cronológico la vil empuñadura con la que el monstruo del bipartidismo español asestará su última y más tosca “Gran Traición”.

Pero después de todo esto, la ciudadanía, que no es imbécil, preguntará: ¿por qué hubo que esperar tanto para conocer un desenlace que tarde o temprano iba a llegar? ¿Qué enigma nos iba a desvelar el resultado electoral en los territorios autonómicos de País Vasco y Galicia para que nos convencieran, otra vez más, de que toda hipotética decisión y/o “negociación” debía relegarse a un momento posterior? ¿Cuáles fueron, dónde estuvieron, los esfuerzos que se hicieron para construir durante todo el año 2016 una alternativa al gobierno “indecente” de Rajoy? ¿Cómo es posible que traten de hacernos creer que su Gran Abstención no es una Gran Traición? ¿Seguirán osando calificarse a sí mismos como políticos progresistas? Y, por último ¿cuánto tiempo deberá tardar Podemos en denunciar todo consentimiento “expreso” del Partido Socialista Obrero Español a que gobierne el Partido Popular, consentimiento que traducido al lenguaje de la nueva gestora del PSOE es “implícito”, “técnico”, “parcial”, “de última hora”, “por el interés nacional”, “para evitar el bloqueo”, “por ser mejor una minoría del PP que una mayoría”, “por no ser lo mismo una abstención que un apoyo”? Cuanto antes despejemos («aunque no toque ahora») todas estas incógnitas, mejor. Mucho mejor.