Disfruto cuando alguien piensa en cualquiera de estos términos;
Disfruto cuando alguien repara en los millones de cráneos que yacen sepultados bajo tierra.
Disfruto cuando alguien usa el adjetivo “perro”, en lugar de “bello”, para referirse al mundo.
Disfruto cuando alguien exclama, extenuado, que lo único que quiere es volver a casa.
Disfruto cuando alguien afirma que la mentira es la principal posibilitadora de la existencia.
Disfruto cuando alguien señala que el pesimismo es la corriente del pensamiento más próxima a la realidad.
Disfruto cuando alguien es capaz de detenerse a reflexionar sobre la vida, mirando simplemente a través de una ventana.
Disfruto cuando alguien detecta el integrismo acrítico al que las masas han quedado reducidas.
Disfruto cuando alguien advierte de la oscuridad con la que los avances tecnológicos amenazan tornar el porvenir.
Disfruto cuando alguien aún conserva palabras y empatía para redimir los billones de sueños defraudados en la espiral de la historia.
Disfruto cuando alguien prescinde por un momento de su armadura en el combate y te confía estar, simplemente, agotado.