Artículo escrito por Helena Niño

El fracking o fractura hidráulica es una técnica de extracción de hidrocarburos muy de moda en los medios estos días por el inagotable culebrón que se está desarrollando en tierras cántabras.

Como si de un combate de boxeo se tratase, gobierno y autonomías luchan por el uso del subsuelo español, desautorizándose los unos a los otros con cada vuelta de tuerca.

Por un lado, de calzón azul y gaviotas blancas, el Ministro de Industria, Energía y Turismo José Manuel Soria. Por el otro los aspirantes al título de “indignados y afectados”, de calzón verde y logotipo de la cordillera cantábrica: vecinos de las zonas afectadas, ecologistas de Greenpeace, plataformas anti-fracking y representantes de los Gobiernos Autonómicos de Cataluña y Cantabria.

El último en asestar un golpe en esta pelea de gallos ha sido el Ministro Soria, quien ha echado por tierra la actual ley en vigor anti-fracking cántabra con su consulta al TC. La resolución, que ha salido hace tan sólo unos días, le ha dado la razón al Gobierno Central y legitima el uso de esa técnica en tierras norteñas. ¡Toma derechazo brutal!

Aunque el golpe ha sido tremendo y casi noqueador, el gobierno autonómico de esta región ha sabido levantarse rápido, y lejos de amilanarse, pide unidad en la lucha para ganar la batalla al fracking. ¡Se ve que aún queda mucho combate por delante!

¿Pero qué es el fracking y a qué viene tanta historia?

Pues se trata de una técnica nacida en los EEUU (1860) y que ya se encuentra ampliamente extendida por el globo. Para que nos hagamos una idea, sólo en este país en 2013, se usó en dos millones de pozos y sus extracciones representaron el 43% del petróleo y el 67% del gas natural total que se obtuvo ese año.

Esta buena cosecha supone un espaldarazo al sueño de independencia energética americano, para quienes los analistas predicen que en 2014 alcanzarán los 8 millones de barriles diarios, llegando a exportar más de lo que importan.

El mecanismo en sí consiste en perforar zonas ricas en gas o petróleo del subsuelo (hasta 5.000 metros). Esto se consigue inyectando chorros de agua a altas presiones, que mezclada con arena y sustancias químicas, aprovechan las fracturas existentes en el sustrato rocoso (menores de 1 mm) para conseguir romper la roca y liberar así pequeñas burbujas de gas que se encontraban en los minúsculos recovecos de la roca y que, de otra forma, serían imposibles de extraer.

¿Pero qué hay de verdad en esta psicosis hidráulica a la que nos estamos viendo arrastrados estos días? Realmente ¿es una panacea energética que nos traerá maná del cielo cómo a nuestros transoceánicos vecinos? o ¿es otro “culo veo, culo quiero” de nuestro actual gobierno?

Hacemos un análisis de los principales puntos a tener en cuenta:

A favor de la técnica:

1- El principal argumento que esgrimen los grupos profracking es que debido al aumento del precio de los combustibles fósiles y a la elevada demanda de éstos interesa optar por el autoabastecimiento, lo que haría a estos pozos económicamente rentables;

2- Al ser un método muy extendido en diversas partes del mundo como en Polonia (uno de los líderes mundiales de este tipo de extracciones) Alemania, Países Bajos, Reino Unidos, Rumanía, Lituania, Dinamarca, Suecia y Hungría, su implantación evitaría que España quedase rezagada en la carrera energética;

3- Lo favorable del rendimiento de cada veta: por cada etapa de fractura  (entre  2 y 5 días) se mantiene el pozo funcionando unos 15 años;

4- Defensores de esta técnica de extracción aseguran que los aditivos utilizados se pueden encontrar en elementos de uso doméstico;

En contra de la técnica:

1- Los enormes niveles de contaminación de las aguas subterráneas y superficiales que provoca la liberación al medio del componente que se inyecta junto con el agua y la arena y que se usa de “sostén”. Un 0,49 % de aditivos muy tóxicos, (alergénicos e incluso cancerígenos), que dejan el subsuelo y los acuíferos próximos irrecuperable tras su uso. Siendo además probable que acaben en circuitos domésticos (bien en aguas que abastecen poblaciones, bien en productos de agricultura que han ido acumulando y concentrando tóxicos a los que han estado expuestos durante su crecimiento)

2- La ocupación y destrucción del territorio por toda la maquinaria e infraestructura que necesita el proceso, que deja inmensas áreas de terrenos incompatibles con el desarrollo medioambiental;

3- Terremotos inducidos por la profundidad de las perforaciones que provocan efectos muy negativos sobre las infraestructuras próximas;

4- Emisiones de gas metano a la atmósfera que repercuten en el empeoramiento del efecto invernadero;

Habrá que ver qué pasa estos días en Cantabria para saber a qué nos tendremos que atener el resto de comunidades.