– Te lo diré; hacía un viaje muy largo para ir a un sitio donde sólo podía estar un rato muy corto.
– ¿Y dónde estaba ese sitio?
– Muy lejos. Tenía que coger un avión y sobrevolar el planeta durante mucho tiempo.
– ¿Y por qué hacías ese viaje?
– Para visitar a alguien.
– ¿Qué pasaba cuando llegabas?
– Me ponía muy contento y triste a la vez.
– ¿Por qué? ¿Qué había allí?
– Una persona a la que quería mucho.
– ¿Y qué pasaba entonces?
– Le daba un abrazo, pero me ponía muy triste cuando recordaba que me tenía que marchar enseguida.
– Pues ve detrás de ella.
– Es un gran consejo.
– Papá, ¿cuándo nos vamos a morir?
– Termina ya el desayuno, por favor.
– Pero es que yo quiero jugar.
– Sí… Lo sé…
– ¿Pero esta tarde podremos construir la nave juntos?
– Ajá.