Normalmente, suelo hablar de eventos de la economía a lo largo y ancho del mundo. Pero ahora mismo solo puedo escribir sobre la impactante muerte, reportada como suicidio, de mi ex colega de Princeton, el economista Alan Krueger, a la edad de 58 años.

Pensé que conocía a Alan razonablemente bien y nunca vi un indicio de que algo como esto pudiera suceder. Pero la vida interior de las personas a menudo es muy diferente de lo que parece desde el exterior.

De lo que puedo hablar es del trabajo de Alan y de por qué es tan importante para otros economistas, incluido yo mismo. En cuanto a su investigación, posiblemente hizo más para cambiar la forma en que vemos la economía que la de cualquier otro economista moderno.

El trabajo más influyente y paradigmático de Alan fue su estudio de 1992 con David Card sobre los efectos de los aumentos del salario mínimo.

Antes de Card y Krueger, la mayoría de los economistas asumían que aumentar el salario mínimo conduce a niveles de empleo inferiores. Pero Card y Krueger se dieron cuenta de que esta era un axioma que podía medirse. Su estudio inicial comparó el empleo en Nueva Jersey y Pennsylvania antes y después de que Nueva Jersey aumentara su salario mínimo. Y no encontraron ningún efecto adverso en el empleo; en todo caso, un pequeño aumento en Nueva Jersey en relación con su vecino.

Este estudio abrió una nueva frontera en la investigación económica. La economía siempre está plagada de falta de experimentos controlados; hay tantas cosas en la economía que es difícil decir qué está causando qué. Pero los aumentos salariales estatales unilaterales son experimentos naturales que te dicen mucho más que los métodos económicos estándar.

Además, este fue un método que podía repetirse muchas veces, y lo ha sido a lo largo de los años, hasta la reciente ronda de aumentos del salario mínimo en varias ciudades. Y la preponderancia de los resultados ha confirmado el hallazgo inicial de Card y Krueger: aumentar los salarios mínimos tiene un impacto mucho menos negativo en los empleos de lo que la economía estándar hubiera predicho.

Esto tiene implicaciones que van mucho más allá del salario mínimo. Lo que Card, Krueger y la investigación que sigue a continuación nos dicen es que los mercados laborales son mucho más complicados de lo que pensábamos, que el poder del mercado es muy importante y que puede haber mucho más espacio para que la política pública aumente los salarios en general de lo que la asignatura Econ 101 del primer curso de los principios de microeconomía propone.

Su investigación en este sentido pudo asegurar la reputación de Alan Krueger como uno de los mejores economistas laborales de la historia. Pero hizo mucho más, en todo, desde el crecimiento y el medio ambiente hasta los efectos de las computadoras en los salarios, y también fue un funcionario público. Se le echará muchísimo de menos.