En el siglo XV los bizantinos discutían sobre el sexo de los ángeles mientras los otomanos ponían cerco a Constantinopla. Algo parecido ha ocurrido en la campaña electoral que acabamos de vivir. Se han esgrimido argumentos por parte de cada uno de los partidos que eran difíciles de rebatir por los otros partidos, que podían llevar a una discusión eterna, pero que en ningún caso solucionaban los problemas de la economía del país.

Derecha vs. izquierda es el principal eje de discusión económica en España. La izquierda dice defender a las clases más pobres. Para ello defiende un estado más fuerte, a través de los impuestos, que redistribuya la riqueza, gracias a una mejor educación, sanidad, pensiones y política social. Con estas políticas disminuiría la desigualdad. La derecha, por el contrario, defiende un estado más pequeño, para que la riqueza esté en manos privadas, estando a favor de disminuir los impuestos. De esta manera, al ser más eficaz la gestión del dinero por parte del sector privado, se crearía más riqueza y disminuiría también la desigualdad.

Ambas posiciones son respetables y empíricamente no se puede demostrar cuál de las dos es correcta. Se está a favor de una o de otra por razones ideológicas. Por eso nos llevan a discusiones bizantinas, pues cualquier político avezado puede estar toda una campaña dándole vueltas a los mismos argumentos sin salir de ahí.

Pero claro, la realidad es que los otomanos están poniendo cerco a Constantinopla, y, lo normal, es que finalmente la conquisten. ¿Cuáles son los peligros que nos acechan? ¿De qué no se ha hablado en economía en esta campaña? En primer lugar de la potencial crisis económica que puede llegar.

Lo que pasará en el futuro nadie lo sabe, pero nadie puede negar que efectivamente existe la posibilidad de que haya una crisis económica de la envergadura de  la que hubo en el 2008. Que hay una desaceleración está aceptado por el consenso de los economistas “oficiales”, pero nadie advierte a la ciudadanía de que la crisis del 2008 se cerró en falso,de que no es normal la situación monetaria en la que nos encontramos. ¿Es posible que los tipos de interés estén al cero por ciento? ¿Es lógico que el banco central europeo esté comprando deuda pública?

La obligación de nuestros políticos debería haber sido advertir de esto, pero sobre todo, proponer medidas para estar preparados en caso de que finalmente se produjera dicha crisis. La economía tiene aspectos difíciles de entender, pero todo el mundo sabe que la mejor manera de enfrentar una situación incierta es fomentar el ahorro de las familias, y esto no se ha mencionado a lo largo de la campaña.

Tampoco se han mencionado medidas para hacer a la economía española más eficiente. Estas deben venir tanto de partidos de izquierdas como de derechas. Es de suponer que los partidos políticos tienen asesores suficientes como para tener una estrategia de mejora de la economía. De ser esto así, deberían compartir dichas ideas con los ciudadanos, y sobre todo, en época de campaña electoral, para que éstos decidieran quien es más creíble, a quien votar y a quien exigir resultados durante la fase de gobierno.

En este sentido, se echa de menos una política industrial desarrollada, donde el gobierno apoyase a sectores estratégicos de nuestra economía. Donde se señalasen cuáles son las industrias en que España pudiera ser competitiva a nivel internacionaly qué pasos habría que tomar para serlo. Esta sería la mejor manera de prepararse para futuras crisis.

En definitiva, en las campañas electorales se deben hacer propuestas concretas, planes de trabajo donde los votantes de ahora tengan argumentos suficientes para decidir en siguientes elecciones si el partido político en cuestión ha cumplido con su plan o ha fracasado a la hora de llevar a cabo las medidas prometidas, y así dar paso a otro partido mejor preparado.