El análisis de las características contractuales de los trabajadores afiliados a la Seguridad Social constituye una herramienta muy precisa para valorar “apriorísticamente” la calidad del empleo observada en un determinado mercado laboral.

La correspondiente al mercado de la economía española, según datos relativos a diciembre de 2014, nos indica que solamente el 49,6% del total de los trabajadores inscritos en el Régimen General de la Seguridad Social posee un contrato indefinido y a jornada completa, correspondiendo el porcentaje restante a contratos con jornada parcial o a contratos de carácter temporal y/o de formación y prácticas.

Así, dicho porcentaje del 49,6%, que en términos absolutos se traduce en unos 6,1 millones de contratos, supone un dato excesivamente exiguo en comparación con los casi 17 millones de contratos de alta en la Seguridad Social al finalizar el año 2014 (incluyendo el conjunto de los regímenes existentes en la actualidad).

Pero, por encima de todo, llama poderosamente la atención, la reducida cuota de contratos indefinidos y a jornada completa que se observa en los tramos de edad vinculados a los trabajadores menores de 30 años. Solamente el 11,2% de los empleados de entre 16 y 19 años posee un contrato de dichas características, un porcentaje casi idéntico al que se observa en los jóvenes de entre 20 y 24 años (13,8%) y algo inferior al 33,8% que se vincula al tramo de edad situado entre los 25 y los 29 años.

Muy distinta sería la velocidad de crecimiento de la economía española, si la actual modalidad contractual de los trabajadores menores de 40 años, los más productivos y con mejor preparación de todos, no estuviese marcada por la precariedad; solo uno de cada cinco de estos trabajadores posee un empleo caracterizado por la seguridad y la estabilidad profesional.