Cuando uno observa la situación de España desde una perspectiva macroeconómica puede caer en la tentación de pensar que no existan elementos de justificación suficientes para explicar la gran desproporción alcanzada entre deuda pública y recaudación fiscal desde principios de la Gran Recesión.

Y sin embargo los hay.

Cuando España incrementó su recaudación de impuestos hasta los 200.000 millones de euros en el año 2007 (desde una cantidad sensiblemente menor durante los años previos, 99.968 millones de euros, por ejemplo, en 1999), la deuda pública ascendía a 382.307 millones de euros, una cifra, no obstante, prácticamente idéntica a la de aquel mismo 1999, esto es, 361.775 millones de euros.

De modo que el engranaje económico de España no conseguía -ni funcionando al límite de su capacidad- rebajar el nivel de su endeudamiento en términos absolutos (al margen de lo sucedido en términos del PIB).

El año 2007 -fin de ciclo- supuso el punto de ruptura en la creciente evolución de la recaudación fiscal y como consecuencia de la explosión y el posterior sostenimiento crónico del desempleo, el flujo de ingresos impositivos se redujo en unos 40.000 millones de euros anuales de media durante todo el periodo de crisis (en comparación con el nivel de recaudación alcanzado en 2007).

Por lo tanto, pretender sostener el status de bienestar alcanzado en la época pre-crisis implicó aumentar la deuda pública en 40.000 millones de euros anuales para seguir cuadrando los presupuestos estatales.

Pero con la aparición de los gastos extraordinarios originados por la fortísima irrupción del desempleo -que llegó a alcanzar incrementos anuales del millón de personas- fue necesario contar con otros 30.000 millones de euros de carácter adicional al objeto de poder pagar las nóminas de los parados.

Y no solamente eso; la carga de intereses generada por el creciente volumen conjunto de la deuda pública supuso otro importe de 30.000 millones de euros, lo que significó una cuantía por los tres factores mencionados en conjunto de 100.000 millones de euros al año, o lo que es lo mismo, 600.000 millones desde el comienzo de la Gran Recesión.

Ésta y no otra es la actual situación macroeconómica de España.

Éste y no otro es el futuro macroeconómico en el que desemboca un nivel de desempleo crónico.