Tal vez a veces nos preguntemos qué es la economía colaborativa, un concepto que nace en las proximidades de la “economía social”, y que aunque se encuentra en boga cada vez más, hay que reconocer que todavía podría alcanzar mayores niveles de repercusión.

La economía colaborativa puede definirse como aquella forma de interrelación personal o empresarial caracterizada por la persecución de un objetivo común o social, por medio de la cual se organizan recursos y medios de producción colectivamente, todo ello con el ánimo de obtener sinergias que trascienden el ámbito estrictamente privado y particular.

De esta manera, proyectos empresariales de carácter social son aquéllos que quedan enmarcados en sectores que prestan especial atención al diseño de medios de producción respetuosos con el medio ambiente -predispuestos a usar productos biodegradables en sus procesos productivos, por ejemplo- o que realizan el diseño de sus plantillas de recursos humanos dando cabida a personas con discapacidad, dificultades de inserción socio-laboral, etc…

No obstante, la economía de tipo colaborativo no permanece necesariamente restringida a los clásicos sectores de actividad económica tales como la producción industrial o los servicios bancarios, ya que también se conocen casos de notable éxito y repercusión en dichas áreas, al margen de las que tradicionalmente sabemos que integran satisfactorias fórmulas de cooperación empresarial.

Así, en los años ochenta, por ejemplo, el economista Muhammad Yunus puso en marcha un sistema de micropréstamos en Bangladesh cuya finalidad consistía en proporcionar ayuda a familias necesitadas -dada la grave situación de hambruna que padecía el país- por el que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2006, o, en un contexto más próximo, en España, sin ir más lejos, algunas entidades del sector financiero llegaron a advertir a su clientela contra la compra de preferentes, aun a costa de perderla según se puede inferir de algunas opiniones de Banco Mediolanum expresadas en foros especializados de servicios financieros e incluso en su propia página Web.

Quizás sea este último ejemplo el que mejor nos pueda aproximar al concepto de economía colaborativa; toda aquella interrelación postulada desde la defensa de un interés mutuo, integrador y no excluyente. ¿Utópico?