El coste de oportunidad puede definirse de un modo muy sencillo como aquello a lo que una persona está dispuesta a renunciar con el objetivo de obtener otra cosa. Es decir la valoración de la alternativa de la que se prescinde.

Aunque no seamos conscientes, todos empleamos el coste de oportunidad cuando tomamos decisiones. A nivel personal, lo hacemos constantemente, por ejemplo: cuando decidimos elegir entre comenzar a trabajar o seguir estudiando, cuando optamos por pasar nuestras vacaciones en familia o con unos amigos, cuando elegimos cenar en un asiático o en un italiano, etc…

En este momento yo, redactando este artículo estoy tomando la decisión de escribirlo y renuncio a emplear mi tiempo en realizar otra cosa. De igual forma, como lector tienes que optar ahora mismo por continuar leyendo o dejar de hacerlo. En cualquier acción del día a día el coste de oportunidad está presente.

Supongamos, que una persona tiene que decidir si iniciar sus estudios universitarios en periodismo o en economía. Ambas opciones le resultan atractivas pero tiene que decidirse por una de ellas. Pensemos que fuese medible y que al individuo le reportarían 20 unidades de felicidad ser periodista y 18 unidades de felicidad ser economista. En este caso, tratando de minimizar su coste de oportunidad optaría por estudiar periodismo. Estaría renunciando a 18 unidades de felicidad a cambio de 20.

El coste de oportunidad en nuestras operaciones financieras

Del mismo modo, el coste de oportunidad forma parte de nuestras decisiones de inversión y ahorro. Por ejemplo, cuando decidimos invertir en renta fija, estamos renunciando a hacerlo en renta variable y viceversa.

Si mantenemos 50.000 euros en una cuenta de ahorros no remunerada en lugar de depositarlos en un plazo fijo al 2%, estaríamos renunciando (dejando de ganar) esos intereses que representarían el coste de oportunidad de mantener inmovilizados nuestros ahorros.

Vivir es decidir y las decisiones traen consigo renunciar a algo. Si has llegado hasta aquí, es porque has considerado que continuar leyendo era la alternativa que minimizaba tu coste de oportunidad en este momento. ¡Gracias!

Andrés Lago – Bancomparador.com